sábado, junio 26, 2010

UNA FAN ENAMORADA I


Antes que nada fui fan, eso está claro. Todo empezó con los discos (en pasta claro) de salsa que llevaba mi prima a la casa y que estrenaban en ruidosas fiestas a las que nunca asistí y de las que me queda el recuerdo, mas bien amargo, de los bajos del equipo de sonido tronando como una tortura; y el murmullo espantoso de la gente, como la voz de una bestia agonizante que no paraba jamás. Volviendo a lo importante, ahora que lo pienso no sé si estos discos los compraba ella o se los regalaba el novio que tenía por esa época pero lo cierto es que llegaban desde Venezuela , traídos, supongo, de contrabando y eran verdaderas joyas. Ese ritual, de un desconocido que iba a las casetas (extintas) de la calle 19 con cr 8) a encargar los discos y esperarlos pacientemente me marcó definitivamente y hasta ahora me desayuno. Así llegaron los discos de Ismael Rivera “El sonero mayor”, Celia Cruz, Richie Ray y Bobby Cruz, La Orquesta Aragón, La Fania y, claro, Ruben Blades y Willie Colón. Yo mismo ejecutaría ese mismo ritual cada 15 días con los ahorros de la mesada para encargar los primeros cds que tuve -mucho mas caros de lo que cuestan ahora y eso que estoy hablando de hace 20 años-. Y cuando uno habla de hace 20 años y de los primeros cds es que ya está nio viejo pero si pre - madurito jarto. Y mas en este tonito como de reminiscencia. La cosa es que así llegó la música a mi vida.

Un día mi prima llegó con una verdadera joya: El libro de la Salsa. Me acuerdo mucho de la edición por las tapas negras por el formato horizontal y porque era extrañamente parecido a otra joya que andaba rondando por la casa, El libro negro de la violencia en Colombia, no sé si ese era el nombre pero recuerdo que su encanto radicaba en que me mi mamá me dijo que era un libro prohibido y que tenía algo que ver con un abogado con el que trabajábamos, y digo trabajábamos porque mi primer trabajo fue ayudar a mi mamá a pasar expedientes penales a máquina. Yo leía y ella mecanografiaba. Esa es otra historia y ahora que lo pienso no creo que las épocas coincidan. En mi memoria estos dos libros eran igualitos, pero puede que no. La otra cosa es que, pensándolo bien, así llego la lectura a mi vida. Los expedientes eran tan emocionantes como las novelas de aventuras y el Libro de la salsa fue el primero que leí con entusiasmo, me acuerdo que lo repasaba constantemente y estoy casi seguro de haberme aprendido casi todas las fechas y los nombres. Y, que pena por usar tanto el recurso, pero años después me estaba aprendiendo los créditos de los libros de Charly y  buscando por una arcaica interné las biografías de los músicos argentinos. ¡Afortunadamente ya se me olvidó todo!

Para no hacer larga la historia y que quepa en el blog diré que me alejé de la salsa por incapacidad para el baile y la vida social y que terminé siendo un remedo de Fito Páez por lo mismo. Obviamente hay mucho mas que eso. Hubo un flechazo con Mariposa Tecnicolor que es para mi algo así como el primer amor y luego El amor  después del amor -que fue como el amor después del amor- porque me llegó después de Mariposa. En mi casa pensaban que era gay porque me la pasaba hablando todo el día de Fito Páez. Y como Fito era medio gay…  Pero lo que pasa es que yo soy ante todo un fan, yo nunca he podido asumir el gusto por la música de manera natural. Pero mi historia con el rock argentino también es otra historia, así que sigo resumiendo. Si quería ser Fito, no me bastaba con ser medio gay , flaco, snob y narizón; tenía que hacer un disco y a los mismos 21 que él hizo su primer disco. No la logré pero si hice un primer disco del que no pienso decir ni mu. La cosa es que así comenzó mi vida como cantautor.

Mientras descubría el primer amor de verdad escuchaba “La noche de los lápices”, un programa de radio dirigido por Felix Saint Jordi (no se como se escribe) dónde había un tal “aliado Say No More”, a quién nunca le escuché la voz pero que según parecía me daba sopa y seco en rock argentino. Que mas podía soñar un tipo como yo en ese momento mas que sonar en el programa que escuchaba con la novia y en donde además sonaban Charly y Fito (en honor a la verdad hay que decir que también sonaban Arjona y Alberto Plaza)… Recuerdo cuando llevé la primera pre- mezcla de un tema del primer disco, del que no digo ni mu, -“Cada vez” que por esa época se llamaba “El ven, ven, ven”- a la emisora. Lo cierto es que soné por primera vez en radio y descubrí que no se sentía nada. Por mas que trataba de hacer la abstracción e imaginarme cientos de tipos como yo con sus respectivas novias dándose besos y escuchando mi música, no lo logré. Tampoco puedo decir que haya sido un desencanto… o bueno, si puedo decir que me desencanté. Lo bueno es que ese mismo día conocí a un tipo que sonaba en radio de verdad, Roberto Camargo. El si sonaba con toda en esa emisora en donde me pasaron el demo esa noche. Así que esa noche no solo soné en radio por primera vez, si no que además me desencanté, y conocí un tipo famoso que para completar de males se portó lo mas de amable y hasta quedamos de hacer un toque. Acá todo se pone nebuloso pero lo cierto es que el primer toque que hice en un bar fue con Roberto Camargo, de eso hace ya 7 años. La cosa es ahí como que no comenzó nada, pero algo pasó. O mejor, la cosa es que así comenzó mi vida con la farándula y los medios de comunicación… No nada tampoco! La cosa es que ya me enredé con eso de la cosa y no voy seguir terminando los párrafos así.

Años o meses después ya con el disco editado… Así seguía pero me cogió la noche. Continúo lueguito….