domingo, junio 03, 2007

LA DIGNIDAD EN LOS TIEMPOS DE LA LEY 100

Mi abuela además de criar a sus hijos me crió a mi, a mi hermana, a mis primos y hasta a los hijos de mis primos. Le dio de comer a tres generaciones de Ramírez quitándose, literalmente, el pan de la boca y la mayor parte de sus 90 años se le fueron levantándose a las 4:30 am a alistar desayunos, arreglar la casa, despachar a los niños, planchar, lavar, mercar, arreglar la casa, atender enfermos, etc. En premio el señor le mando diabetes, osteoporosis, sordera, problemas en la tensión, entre otras cosas que ni me acuerdo, y últimamente EPOC. La mejor parte del premio divino es que mi abuela no se está muriendo, todas las enfermedades que tienen son crónicas y lo único que hacen es robarle su dignidad y martirizarla.

Lo que mas le duele, eso si, es sentirse inútil y una carga porque según ella “ya no nos sirve para nada”. Todavía se levanta cada mañana y no deja que nadie le tienda su cama, aunque tarde 30 minutos en hacerlo, y se empeña en bajar a hacer los pocos oficios que aun puede desempeñar como desgranar arbejas o supervisar el almuerzo. Para todas estas labores va aumentando el grado de dificultad en una escala incomprensible: cada vez todo requiere un mayor esfuerzo, se hace mas doloroso y mas lento pero nunca lo suficiente como para postrarla del todo…

Eso sin contar las humillaciones por las que tiene que pasar cada vez que va a los médicos de la EPS que la tratan, me consta, como un trapo viejo, sin el menor cuidado ni respeto. Para los que no saben como funcionan las cosas en este país con la salud les cuento que a los médicos les pagan unos sueldos miserables (muy superiores al salario mínimo, pero muy inferior a sus aspiraciones) y que la única forma que tienen de arreglar sus entradas es por medio de unos diabólicos bonos que les dan de acuerdo a unas tablas. Es algo así: Si no remite a especialista: puntos. Si atiende al paciente en menos de tanto tiempo: puntos. Si no manda medicamentos costosos que, por ley, deba cubrir la EPS: puntos. Es comprensible que un paciente de este tipo saque de quicio a estos honorables doctores que solo tratan de pagar su casas, sus carros y sus vacaciones.

Bueno, ni se para donde voy con esto, las cosas son como son, la vida debe tener un sentido que no soy capaz de entender, debe ser por algo que todo pasa y es obvio que aun hay gente que estudia medicina por vocación… … También es posible que no, pero no seré yo quien le diga a mi abuela o a mi mama que todo ese dolor es en vano, que no hay ningún lugar mejor a donde ir y que se yo… Tampoco seré yo quien arregle el sistema de medicina de este país, ni me voy a pegar un tiro porque el mundo es como es. Yo solo digo