Canterville existe, rendirse jamás 4

Ayer volví a Canterville... Tanto tiempo pasó desde la última vez? Fue cuando cantó Paula Ríos si mal no estoy -aunque tengo un recuerdo borroso, que bien podría ser un sueño, con Daniel García leyendo “Yo estará bien, si no estuviera mal… pero hoy me encuentro desecho entre el suelo y el techo de una habitación que conocí en canciones tristes” Si, seguro fue un sueño. No estoy muy seguro de nad a y todo esta nebuloso pero igual lo que nos ocupa ahora es lo que paso anoche. Iba decir que ayer cantó Alejo García y como siempre los que fuimos nos devolvimos para la casa con esa sensación de haber estado en un pueblo fantasma…

Esta vez éramos William, Andrés, Manuel, Alan, Diego, Milena y Jorge. Todos llegamos de lejos. Unos habíamos recorrido media ciudad y otros toda la ciudad para acudir a la cita. Aquí cabe anotar que como pueblo fantasma que se respete, Canterville no es nada fácil de encontrar. Luego de poco más de una hora de camino y de que se agotaron los numeritos de la tabla de precios del taxi por fin llegamos, no sin dar antes un par señas confusas al taxista para despistar a los nuevos acompañantes. Mis compañeros de viaje inocentemente pensaron que era cosa de torpeza mía…. Cuando bajamos del taxi Alejo ya estaba cuadrando el sonido mientras se escuchaba defondo un tema de Sabina.

La noche empezó con una lectura a cargo de Julián quien, junto a Natalia, ha tomado las banderas de Gustavo y, valga decirlo, de la manera mas valerosa y digna posible. Cada vez para adelante! No por nada han estado en la tarima personas como Pala, Jorge Arana, Paula Ríos, Gatiyo, Umberto, Victoria Sur entre otros… Volvamos a esa noche, en el momento en que Alejo subió a la tarima y se hizo un silencio miedosísimo. La guitarra no sonaba y nosotros a la expectativa. Ir a un concierto en Canterville es siempre un riesgo porque después de cada oportunidad siempre se piensa que es la última vez, que definitivamente esas cosas no pasan, que es mejor dejar el recuerdo ahí quietico y no dañarlo, no ve que Sabina dice que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver? Tiene razón pero siempre volvemos.

Pero esta vez, otra vez, el público responde. Desde el primer acorde la gente se conecta, escucha, se deja transportar por Alejo que sabia y sensiblemente decide olvidar el libreto y emprender su “viaje de canciones” como debe ser, a la deriva… Yo también me dejo llevar. Ya suena “adiós tiempo lejano…” y paso furtivamente a hacer un par de coros en “Que venís que te vas”. Luego el anuncio de la noche a cargo de Alejo: Andrés y Jorge son pareja! El bar estalla en una sola carcajada y esto ya es una fiesta! Ahora me llaman a cantar y voy con una nueva de Pala, que me ha estado persiguiendo toda la semana y que ni me sabía (una que dice que hay días en que damos risa). Como estábamos entre amigos no importaba. No es que se tratara de descrestar a nadie ni mucho menos.

Otro par de temas para darle paso a Jorge (mi novio) y para despedir San Pelayo. El público pide otra y Canterville nos sorprende coreando al unísono una versión chiquitica de “El país de los retazos” “Oiga vecino, compadre, amigo, encontremos lo perdido” y empata con “Deja que llueva, deja que cante…” Para cerrar con broche de oro y como es costumbre es el turno de la poesía. Mauricio Yaya lee un escrito nuevo del que luego me regala el original. El publico guarda silencio para escuchar y luego a celebrar! Solo resta cantar los cumpleaños atrasados, brindar 200 veces y por todo, escuchar a Sabina, hablar del próximo encuentro sabiniano en mi casa y de Drexler y del amor y de la amistad y de todo lo demás también.

A los que leyeron la primera parte de Canterville no existe y han escrito para preguntar por la segunda parte se las sigo debiendo. Esta es una cuarta o quinta parte, pero no la última ni el final feliz.